La falta de regularidad sigue siendo el mayor obstáculo para San Martín en la recta final de la Primera Nacional. Después de la goleada contra Atlanta, el equipo de Mariano Campodónico volvió a mostrar dudas y cayó por la mínima frente a Racing de Córdoba. El contraste no pasa desapercibido: cuando logra conectar sus líneas puede ser protagonista, pero cuando se desconecta se convierte en un conjunto vulnerable.

En Nueva Italia, el “Santo” no tuvo la intensidad del partido anterior. Le costó afirmarse en el medio campo, el ataque no encontró precisión y un descuido defensivo lo dejó abajo en el marcador. Aunque buscó reaccionar en el tramo final, las situaciones claras no se concretaron y el regreso fue con las manos vacías.

El momento no admite errores. El domingo recibirá a Quilmes en La Ciudadela y cerrará la fase regular en Los Polvorines frente a San Miguel. La misión es terminar entre los cuatro primeros para definir de local en el Reducido, pero la tabla muestra un escenario ajustado. Deportivo Madryn se mantiene como líder y virtual finalista, Atlanta lo sigue de cerca, San Miguel suma apenas dos puntos más que el “Santo” y Gimnasia y Tiro junto a Patronato lo superan por diferencia de gol. Así, el conjunto de Bolívar y Pellegrini aparece sexto y necesita reaccionar con urgencia.

Después de la derrota, el DT admitió que sus dirigidos no estuvieron en su mejor nivel. “Sabíamos que iba a ser un partido durísimo. Creo que si lo empatábamos estaba bien, aunque tampoco hicimos uno de nuestros mejores partidos. Tenemos que volver a hacernos fuertes en casa contra Quilmes porque nos jugamos dos finales muy importantes”, aseguró Campodónico, que también explicó que el duelo se definió en detalles. “El rival lo hizo más duro, más trabado. Ellos encontraron el gol en un movimiento que no supimos presionar bien. Nosotros tuvimos nuestras chances, una pelota en el travesaño y la última del ‘Turbo’ (Gonzalo Rodríguez) que todos vimos adentro, pero no entró. Fue un partido en el que el que hacía el gol ganaba”, analizó.

En la misma línea, Nicolás Castro rompió el silencio e intentó encontrar una respuesta a la irregularidad “santa”. “En el pasaje en que mejor estábamos nos hacen el gol. Los primeros 20 minutos nos costaron hasta que nos acomodamos, pero después estábamos bien. Tuvimos chances para empatarlo y no entraron. Nos vamos sin nada porque no pudimos aprovecharlas”, dijo Castro, que también habló del futuro inmediato. “Este resultado nos obliga a sumar de a tres en los dos partidos que quedan. Tenemos que quedar entre los cuatro primeros, es fundamental para definir de local”, agregó.

Martín Pino, que venía de ser protagonista contra Atlanta, también mostró su frustración. “Fue un partido difícil y peleado. Nos faltó convertir. Ellos aprovecharon la que tuvieron y después se hizo todo cuesta arriba. Tuvimos situaciones, pero la pelota no quiso entrar y nos vamos con tristeza porque merecíamos llevarnos algo”, dijo antes de explicar que la “Academia” cordobesa leyó bien el partido. “Nos obligaron a tirar muchos pelotazos y perdimos precisión en el ataque. Faltó que entrara; me voy con bronca porque tuvimos la más clara y no la pudimos aprovechar”.

El contraste entre la exhibición contra Atlanta y la caída frente a Racing refleja la dificultad que atraviesa el “Santo” para consolidar un estilo sostenido. En un torneo largo, esas fluctuaciones suelen costar caro, y por eso el desafío ahora es encontrar estabilidad justo en el momento más decisivo del año.

El desafío que se le presenta a San Martín en el cierre del torneo

Las últimas dos fechas se convirtieron en una prueba de carácter. San Martín necesita ganar los seis puntos en juego para asegurarse un lugar entre los cuatro primeros y poder definir de local en el Reducido. No logra dos victorias seguidas desde fines de abril e inicios de mayo, cuando venció a Arsenal y Colegiales en la primera rueda bajo el mandato de Ariel Martos. Ahora, repetir esa racha se volvió una obligación.

El margen de error se achicó al mínimo. El “Santo” deberá recuperar la solidez y la confianza mostrada en la goleada contra Atlanta y evitar repetir lo ocurrido en Córdoba. La campaña puede quedar marcada como una oportunidad desperdiciada o como el trampolín hacia el gran objetivo del ascenso. Todo dependerá de cómo afronte estas dos finales que restan en la fase regular.